Rehabilitación de la planta superior de un antiguo molino de piedra como segunda residencia, en Vinebre.
En la planta superior, que en el pasado había sido utilizada como vivienda, se plantea el programa mínimo para una segunda residencia de una pareja y sus dos hijas.
El edificio está formado por un volumen de planta baja más planta piso y una ampliación que prácticamente replica el volumen original. Lo que había sido el muro de fachada, divide ahora el volumen resultante en dos partes iguales. Cuando se inicia el proyecto, la planta baja del edificio está ocupada por las instalaciones del antiguo molino de piedra y, en el espacio de la ampliación, por una embotelladora de aceite de la empresa familiar.
A parte de los trabajos necesarios de consolidación del edificio, la adecuación del espacio para acoger el nuevo uso se resuelve con un sistema de compartimentación en seco, y una distribución del espacio que busca la máxima flexibilidad del uso a lo largo del tiempo: una zona de día diáfana, equipada con la cocina en el punto de acceso, que deja el estar en un cul-de-sac presidido por una chimenea; la zona de noche se estructura a partir del volumen de servicios, con un baño que tiene acceso desde el distribuidor, y el otro vinculado a la habitación principal. Todos los espacios, salvo los baños, tienen luz natural y ventilación a fachada.
El núcleo de servicios se construye con una estructura de entramado de madera, acabada con cartón yeso y azulejos esmaltados en la parte interior, y con tricapa de abeto en la parte exterior. Este material se utiliza en todos los elementos que organizan el espacio: revestimiento del núcleo, puertas y techo del pequeño distribuidor, y armarios e isla de la cocina.
El acabado continuo del pavimento, y la unificación cromática de los paramentos horizontales y verticales, en contraste con el acabado natural de la madera, definen la imagen de la intervención.
situación: Vinebre, Ribera d’Ebre fecha: 2024
promotor: particular colaboradores: Olga Virtanen, Pau M. Just, Annabel Ribas fotografía: Julio Ungidos