Una segunda residencia entre pinos y encinas.
Esta vivienda aislada se adapta a la topografía para conseguir hacer el mínimo movimiento de tierras, y a la vez quedar en una posición que busca ganar altura y vistas al mar.
La orografía, la orientación y la vegetación del lugar son los principales puntos de partida del proyecto. La estrategia seguida respeta el lugar en todos sus condicionantes. El volumen principal se alinea con el lado largo del solar, orientado a este, para mirar el bosque de alcornoques en el que se encuentra y dejar atrás la vista de las edificaciones vecinas.
El edificio se mezcla con el paisaje espeso de pinos y encinas a la vez que vacía su espacio central con un patio generado por un pliegue de la fachada posterior.
Una construcción sencilla, formada por dos cuerpos de geometría regular y una piscina.
La mínima superficie pavimentada indispensable para comunicar el edificio con su entorno, con la voluntad de que éste quede oculto en el bosque que lo rodea. Sólo la mínima contención de tierras en el muro que cierra el solar al este, para adaptar con taludes suaves el encuentro del edificio con el terreno. Un único color, el blanco, por todos los paramentos verticales de la casa, con el contrapunto del rojo de la cerámica.
colaboradores: Galo Pujana i Pau Martínez Just arquitectura técnica: Daniel Cordobés cálculo de estructura: Toni Casas constructora: GOVARO Empresa Constructora