Por Pau Martínez.
Herman Hertzberger es un arquitecto holandés que cree en una arquitectura cercana a sus usuarios.
Sus casas están al servicio de sus habitantes gracias a la gran flexibilidad a la hora de compartimentar, adaptar o ampliar sus espacios, lo que ayuda al ocupante a hacerse su casa más.
Las Diagoon Houses son un ejemplo de este pensamiento: un conjunto de pequeñas casas que evolucionan en el tiempo según quien vive en él. Situadas en Delft (Holanda), forman una comunidad bien avenida y rodeada de naturaleza a pesar de estar en un barrio de alta densidad. El hecho de ser unas casas con un valor arquitectónico añadido no ha hecho que se dicten normas para no modificarlas y dejarlas como están, lo que iría en contra de la voluntad de Hertzberger. Lo que sí ha hecho es que, como medida preventiva, esta comunidad elija nuevos vecinos que tengan un aprecio por el valor de sus casas.
La base, la estructura fija, el esqueleto, o como el propio arquitecto llama, el “semi-producto” consta de dos núcleos. En uno de ellos se encuentra la escalera y en el otro la cocina y el baño en plantas diferentes. A partir de ahí la libertad es máxima: se puede compartimentar para añadir habitaciones; ocupar el patio o relacionarlo más con su interior; cerrar un paso exterior para realizar un despacho, convertirlo en garaje o reconvertirlo más tarde en una salita; vaciar el volumen y obtener una terraza o viceversa; y un largo etcétera.
Son casas pequeñas pero de excelente calidad. Tienen un patio con mayor o menor nivel de privacidad según el habitante; una entrada que, mediante un juego de espejos, amplía el espacio y un hueco central por el que baja la luz que comunica toda la altura de la casa y favorece que ésta sea como un único espacio grande.
Ponemos el ejemplo de una pareja sin hijos que decide no compartimentar la habitación: con un simple gesto, desde la cama pueden ver la sala y, con otro gesto, la pequeña oficina dentro de casa donde trabajan ambos y que , gracias a los ventanales, parece estar en medio de la naturaleza. Si más adelante deciden tener hijos pueden ampliarse y transformarse fácilmente su casa sin tener que mudarse.
A poca distancia de las Diagoon Houses se encuentra la escuela Montessori, del propio arquitecto y ejemplo también de esta idea del edificio inacabado con el que interactúa el usuario. Así pues, el plan inicial del año 1960 era una escuela formada por cuatro aulas (entonces era habitual que fueran 6) y una previsión de ampliación que se desestimó en su momento. Sin embargo, diez años más tarde se añadieron dos aulas para niños menores con un acceso diferente y área de juego propia. En 1981 se añaden tres aulas de primaria, una sala multifuncional, salas para los trabajadores y una nueva entrada y un nuevo patio sustituyen a los anteriores.
Todo esto es gracias a entender el edificio como una estructura inacabada, que acabarán sus propios usuarios haciéndose su casa más suya.
Fotografías históricas: Krokorr
Fotografías: Pau Martínez Just