En arquitectura, las referencias pueden provenir de cualquier ámbito. En el caso del proyecto de CASA NOSTRA, una de las principales premisas saldría del mundo del cine, de la película francesa Peindre ou faire l’amour, dirigida el año 2005 por Arnaud y Jean-Marie Larrieu y protagonizada, entre otros, por el actor de Vilanova i la Geltrú, Sergi López.
Como podréis intuir en los cortes que os hemos preparado, uno de los protagonistas de la cinta es la casa de campo: Madeleine (Sabine Azema) y William (Daniel Auteuil) son una pareja que viven en la ciudad, en un ambiente de pequeña burguesía. El se acaba de prejubilar, su hija se ha ido a estudiar a Italia y parece que de repente disponen de tiempo libre. Madeleine ha salido a dar un paseo por el campo. Cuando planta el caballete para pintar una puesta de sol, aparece Adán (Sergi López), el alcalde del pueblo, que es ciego. Cerca del prado donde se encuentran hay una casa en venta. Después de una breve conversación, Adán le muestra la casa a Madeleine. A la primera ocasión, ésta lleva allí a William, que, como ella, queda prendado de la casa y decide comprarla…
De todas las partes de la casa que se nos muestran, hay una que tiene una presencia más fuerte que el resto: lo que llaman el secador de nueces. Se trata de un exterior cubierto, que, liberado de su uso original, ha pasado a ser un espacio privilegiado de la vivienda.
Cuando salimos del cine, nosotros también nos habíamos enamorado… del secador de nueces. Y aunque se convirtió en un deseo íntimo (queríamos un espacio con esas características en nuestra casa), pasó a formar parte de nuestro imaginario, de nuestro bagaje. Y después de incorporar un secador de nueces en el proyecto de CASA NOSTRA, inconscientemente, introducimos algo parecido en el proyecto del MAS DE MANOU.
