Entre pinos y alcornoques, hemos comenzado la obra de Chez Bernard en Calella de Palafrugell.
La orografía, la orientación y la vegetación del lugar son los principales puntos de partida del proyecto. Una construcción sencilla de dos cuerpos de geometría regular y una piscina, y la parte pavimentada indispensable para comunicar el edificio con su entorno, con la principal voluntad de quedar ocultada por el bosque que la rodea. Una mínima contención de tierras en la valla este, para adaptar con taludes suaves el encuentro con el terreno. Un único color, el blanco, para todos los paramentos verticales de la casa: zócalos, cerramientos y celosías; y otro color, el rojo de la cerámica, para los pavimentos.
La integración de los volúmenes con la topografía de la parcela hace que en la planta de acceso se ubique la zona de día relacionada con la terraza que, por encontrarse en un punto elevado respecto al solar, disfruta de las buenas vistas desde la parcela; mientras que la planta inferior es ocupada por la zona por la noche y comunica con la plataforma de la piscina. El garaje se sitúa también en la planta inferior, y la rampa aprovecha el desnivel original del terreno.
La vivienda se emplaza en un solar lleno de árboles, vecino a una parcela de verde municipal. Según normativa, hay que respetar los árboles existentes y si hay que talar alguno tiene que ser repuesto.
Sólo uno de los pinos parecía ocupar, desde un principio, el espacio a edificar. Pero cuando Bernard afirmó que este pino tendría que ir fuera, Sergi respondió con un «quizás no…».
Desde aquel momento, tuvimos presente la Casa de Vidrio, la primera obra construida por la arquitecta Lina Bo Bardi (Sao Paulo, 1951).
Il était une fois… ¡Así empieza todo!
Y este es el pino que, de momento y gracias a un pliegue en fachada (las estacas azules marcan el replanteo del perímetro del patio), se ha salvado de la tala para pasar ha ser el leitmotiv del proyecto.